sábado, 14 de julio de 2007

Riesgos y seguridad humana en las sociedades del conocimiento

Uno de los desafíos que tendrán que afrontar las sociedades del conocimiento es el de la inestabilidad e inseguridad que son a menudo la consecuencia social y política de los adelantos científicos y las innovaciones tecnológicas.
No cabe duda de que la abundancia de información y conocimientos de todo tipo –que es resultado de la revolución de las nuevas tecnologías– representa una ventaja para los investigadores, que cuentan hoy con recursos particularmente abundantes. Sin embargo, esta abundancia, debido al exceso y la proliferación que la caracterizan, puede también obstaculizar el trabajo de identificación de los riesgos.
En muchos países en desarrollo, las carencias obedecen en parte al aislamiento relativo del personal competente en materia de análisis de riesgos. La identificación de riesgos debe ser una prioridad de las políticas científicas, a fin de que mediante estructuras adecuadas –autónomas o dependientes de ministerios específicos– la información clave llegue a los más altos niveles de decisión y se divulgue entre la población a su debido tiempo, sobre todo en casos de desastre.

¿Son fuentes de nuevos riesgos las sociedades del conocimiento?
La línea divisoria entre el riesgo natural y el riesgo tecnológico se está difuminando cada vez más. Hoy en día muchas de las catástrofes llamadas naturales se pueden considerar el resultado de las actividades humanas.
Las amenazas que las sociedades del conocimiento se crearán a sí mismas serán probablemente las siguientes: riesgo tecnológico importante, vulnerabilidad de los grandes sistemas, terrorismo, “ciberdelincuencia”, contaminación de la informática y los multimedia, riesgo de supremacía de un “biopoder” e incertidumbres sobre el futuro de la especie humana y del planeta.
El desarrollo de las redes confiere al saber una importancia cada vez mayor en todas las estructuras sociales induciendo una nueva forma de dependencia tecnológica, cuando en realidad el conocimiento tendría que liberarnos de esa dependencia conduciéndonos, mediante la reflexión,
a efectuar una distinción entre los fines y los medios empleados para conseguirlos.
Uno de los retos que han de afrontar las sociedades del conocimiento es el de la creación de formas duraderas y consensuadas de utilización pacífica de los recursos a fin de prevenir conflictos o guerras mediante la regulación y la mediación, tareas éstas que no se pueden llevar a cabo eficazmente sin movilizar el concurso de las ciencias de la naturaleza y de la sociedad.

Fuente: Informe de la UNESCO “Hacia las sociedades de conocimiento”

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